Libia capítulo dos
Héctor Béjar
www.hectorbeiar.com
Un millón de
kilómetros cuadrados desérticos, un suelo de oro, petróleo, fosfatos,
uranio, yacimientos de hidrógeno únicos
en el mundo, justo aquello que las centrales atómicas francesas necesitan, eso
es Mali. Pero catorce millones de hambrientos circulan sobre ese desierto.
Es independiente en términos europeos,
es decir una neocolonia de Francia, desde setiembre de 1960. Viene del Imperio
Mali fundado por Soundiata Keïta en el siglo XIII.
Así como el liberal mafioso de Sarkozy
salvaron a Libia del diablo Gadafi con la ayuda de los islamistas, ahora los
socialistas colonialistas de Hollande quieren salvar a Mali, así no quiera, de
los diablos islamistas que los ayudaron en Libia. Siguen siendo aprendices de
brujo.
El 30 de marzo de 2012 los tuaregs
rebeldes y el AQMI (Al Qaeda del Magreb Islámico) tomaron las capitales de las
tres regiones del norte: Kidal, Gao y Tombuctú. El 1 de abril un golpe de
Estado militar en Bamako la capital derrocó al presidente Amadu Toumani Touré por
debilidad ante la rebelión. El 13 de abril Dioncounda Traoré, investido
presidente, predicó la guerra total contra
tuaregs e islamistas. El 27 de junio el musulmán AQMI aplastó a los
tuaregs del MNLA y los expulsó de Tombuctú. El 28 de junio, como cuando los
fanáticos españoles destruían las obras de arte precolombinas, o los soldados
norteamericanos terminaban con Bagdad y Babilonia, los islamistas emprendieron la destrucción de los mausoleos
de santos musulmanes de Tombuctú, fundada por los tuaregs entre los siglos XI y
XII. Tombuctú fue puerto terrestre de caravanas y un centro intelectual del
Islam.
El 12 de octubre la ONU ordenó desplegar
una fuerza militar. El 11 de noviembre la ECOWAS y otros países africanos enviaron 3,300
militares. El 20 de diciembre el Consejo
de Seguridad de la ONU aprobó el despliegue de una fuerza internacional. El 10
de enero de 2013 los islamistas se adueñaron de Konna. El 11 de enero los Mirage y
helicópteros de combate de Francia bombardearon las columnas de combatientes
que avanzaban hacia el sur.
A los cinco días de los bombardeos
cuarenta yihadistas de Al Qaeda tomaron el complejo de gas de Amenas en Argelia
para que los franceses dejen de bombardear a los musulmanes en Mali. El 20 de enero Mourad Medelci, Ministro argelino de
Asuntos Exteriores, aseguró que la operación de rescate de rehenes “se llevó a
cabo con el menor daño posible”: ¡apenas 32 secuestradores y 23 rehenes
muertos! Nadie se atrevió a criticar la
operación.
Todo el mundo calla aceptando, como en el siglo XIX, que “Mali es de
Francia”.
Sarkozy aportó ayuda, asistencia y
armas a los islamistas en Libia, las mismas armas que hoy se utilizan para
luchar contra los franceses. Los norteamericanos se valen de los islamistas
contra Assad en Siria.
Dominique de Villepin el ex ministro de
Exteriores que en febrero de 2003 dijo no a la guerra en Iraq declaró en el Journal
du Dimanche reproducido por Le Monde:
“¿Cómo ha podido ganar de esta manera
el virus neoconservador todos los espíritus? Unanimidad de los belicistas,
aparente precipitación, los ya vistos
argumentos de la guerra contra el terrorismo. En Mali no se reúnen
ninguna de las condiciones del éxito”.
Jean-François Chalot, un cura de
izquierda, ha dicho:
“Están todos ahí, bien erguidos sobre
sus botas, para apoyar la intervención. Están bien alineados: el Partido Socialista,
las dos facciones de la UMP de Sarkozy y el FN de Le Pen. Aquí no hay trabas
presupuestarias que valgan. El interés superior de los capitalistas prima. Es
la vuelta de la santa Francia-África que ayer denunciaba una izquierda en la
oposición y que hoy acepta una izquierda liberal en el poder. Solo falta la
Iglesia para bendecir los bombarderos. Es como en 1914, ¡vivan los comerciantes de
cañones! La lucha contra el islamismo radical no es sino un engaño. Aquí en
Mali el imperialismo lucha contra el islamismo mientras que allí, justo al
lado, en Libia, el mismo imperialismo le ayuda a acceder al poder.
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