domingo, 15 de septiembre de 2013

Arabismo y antisemitismo

Héctor Béjar


El Estudio de la Historia, la monumental obra de Arnold Toynbee, escrita a mediados del siglo pasado, esclarece y corrige los mitos occidentales sobre los árabes y el pasado sirio.
Toynbee sostiene que la península arábiga ha sido la cuna de la familia semita: de ella proceden los asirios, babilonios, fenicios y hebreos.
En la Edad Media la familia semita creó un pueblo y una religión, el Islam, un imperio más grande que el romano.
La Europa clásica conoció el sur de Arabia. Herodoto la menciona. Era la tierra del incienso y de las especias, lazo de unión con la India y Somalia; y con el Yemen, el reino mejor conocido de la época.
No solo son semitas los judíos. También lo son los árabes.
Lo semita es una realidad étnica. Son anteriores a la aparición del Islam. Lo árabe es una opción cultural. Lo islámico es una opción religiosa.
La Liga Árabe estableció en 1946 que es árabe “una persona que habla árabe, vive en un país de lengua árabe, que simpatiza con las aspiraciones de los pueblos de lengua árabe”.
Hay semitas que no son árabes, hay árabes que no son semitas. Hay musulmanes que no son árabes ni semitas.
A partir de la mitad del cuarto milenio antes de nuestra era, los babilonios, los asirios y más tarde los caldeos, ocuparon el valle del Tigris y el Eufrates.
Hacia el 3500 AC (antes de Cristo) una emigración semita se estacionó en las tierras de los primitivos hamitas de Egipto. De la amalgama de hamitas y semitas nacieron los egipcios de la Historia.
Después del 2500 antes de Cristo, ocuparon Siria los amoritas y los cananeos, incluyendo a los fenicios.
Hacia 1500 AC los arameos se asentaron en Siria y los hebreos en Palestina.
Otra emigración hacia el noreste llegó al Tigris y el Eufrates, valles habitados por los civilizados sumerios que no eran semitas. Los semitas aprendieron de ellos el arte de la escritura y la irrigación. La mezcla de semitas y sumerios dio lugar a los babilonios inventores del arco y la bóveda, el carro de ruedas y el sistema de pesas y medidas.
Hacia la mitad del tercer milenio AC, otra emigración semita llevó a los amoritas a la Media Luna Fértil. Eran los cananeos, habitantes de tierras bajas que ocuparon Siria  Occidental y Palestina desde 2500 AC y el pueblo llamado por los griegos fenicio, el primero que difundió el alfabeto de 22 signos.
Entre 1500 y 1200 AC, los hebreos se trasladaron al sur de Siria y Palestina y los arameos hacia el norte. Son los antepasados de los actuales sirios.
Los hebreos entraron a Palestina como nómadas. Mil años antes que ellos ya estaban allí los cananeos, los fenicios y los filisteos.
Entre los hebreos, los judíos (la tribu de Judá) inventaron la idea de un solo Dios, el mito de ser el Pueblo Elegido y la justificación de la Tierra Prometida para establecerse en un lugar que no era el suyo, como ha sucedido con muchos otros inmigrantes.
500 años AC los nabateos fundaron su capital Petra en la península del Sinaí.
Más de mil años después, en 700 DC hubo una nueva migración, esta vez bajo las banderas del Islam, la de Mahoma,  justificada por otro libro sagrado, el Corán.
La lengua semita sobrevivió como factor determinante. La lengua hebrea, fenicia, etiópica y arábiga son a la semita como las lenguas romances respecto del latín.
Son igualmente semitas, muchos judíos y musulmanes. Así como debemos distinguir entre semitas y musulmanes, también debemos distinguir entre hebreos y judíos. Semita es la realidad étnica y racial; judía o islámica, es la opción religiosa. Los hebreos  son la realidad étnica mientras el judaísmo es la opción religiosa.
Llevado al terreno político, el judaísmo se ha apropiado de lo semítico así como se ha apoderado del holocausto.

Fueron víctimas del holocausto nazi no solo judíos sino gitanos, comunistas, anarquistas, homosexuales, discapacitados, personas con problemas de salud mental, socialistas y disidentes. Ellos recibieron el doble castigo de ser eliminados por sus victimarios y olvidados por quienes dicen ser las únicas víctimas del holocausto.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Camino chino

¿Hay un camino chino al socialismo?
Mil trescientos millones son gobernados por ochenta millones de comunistas. Una elite multitudinaria en gran parte altamente educada conduce un pueblo obediente y trabajador en el experimento social más audaz del mundo actual. Vale la pena examinar lo que está pasando en China.
Desde afuera, se ve al gigante transitar el camino capitalista. Pero el XVIII Octavo Congreso del PCCH ha reafirmado el objetivo de construir un país socialista moderno al 2050. Los chinos han estudiado a Friedman, pero también se estarían ajustando a las tesis más ortodoxas de Marx y Engels, quienes decían que el socialismo no puede resultar de la pobreza ni de las sociedades atrasadas sino del más avanzado capitalismo.
Han creado su propio empresariado innovador y schumpeteriano (Schumpeter fue el teórico de la innovación), compuesto por multimillonarios que tienen conciencia nacional y carnet del partido, monopólicos en el mercado interno y competitivos en lo internacional. Y hace tiempo que han formado a sus políticos no solo en el marxismo sino en el liberalismo y la economía de mercado.
China es la segunda economía mundial por su volumen, produce el 20% del PBI del planeta, ha multiplicado por diez su reserva de divisas, y ha sacado de la pobreza a millones de personas.
Para que estos éxitos sean sosteniblesen el plano económico deberán fortalecer su mercado interno y depender menos de las exportaciones. Según expresó Zhang Ping, Presidente de la Comisión Estatal de Desarrollo y Reforma a la revista China Hoy, el consumo ha desempeñado un papel más importante que la inversión en el crecimiento económico. Para ampliar la demanda interna se duplicará el ingreso per cápita de los trabajadores al 2020.
El desarrollo políticosignifica consolidar el sistema de asambleas populares, promover el autogobierno en las organizaciones y dar autonomía regional a las minorías étnicas, ampliando la participación popular sin copiar los modelos políticos de las democracias occidentales. Se elevará el porcentaje de diputados de base en la Asamblea Nacional al tiempo que baja el número de diputados miembros del Partido y el gobierno, se reduce la cantidad de funcionarios del estado y disminuyen los gastos en administración. Aumentará la autonomía del Poder Judicial junto con el respeto de todos sin excepción a la Constitución y las leyes. El Partido Comunista deberá vencer la corrupción, el burocratismo y alejamiento del pueblo, males característicos del poder en todas partes del mundo y también en China.
Según Qing Lianbin, profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Escuela Central del Partido Comunista, en 2021,  centenario de la fundación del partido, China deberá garantizar la manutención básica de todos, tendrá un sistema básico de pensiones que elimine las incertidumbres de la vejez y un sistema de garantía del nivel mínimo de vida.Habrán sido aseguradas la educación obligatoria de nueve años y la asistencia médica básica para mil trescientos millones de habitantes, logrando una cobertura total del sistema de seguridad socialque fue disminuido con la modernización. Doce millones de viviendas de protección social han sido construidas en cuatro años entre 2008 y 2011.
Informandohace dos años sobre las tareas de gobierno,Wen Jiabao señaló que China introduciría en su política pública el Índice de Felicidad, que es hoy el concepto más avanzado en política social. Según Xinghua más de cien ciudades chinas se han trazado el objetivo de ser felices. El índice de felicidad combina variables de ecología, civismo y bienestar subjetivo (no solo cuánto tengo sino cómo me siento). Este índice integra aspectos materiales de una vida austeracon elementos espirituales y psicológicos. De lograrse, todo eso no convertiría a China en un país socialista gobernado por los trabajadores sino en una reedición más frugaldel estado europeo de bienestar, gobernada por elites políticas y empresariales.