Izquierda
latinoamericana:
entre
la revolución y el miedo
Sobrevivientes de la lucha armada y el
holocausto, los herederos de la izquierda heroica y, en algunos casos, sus
propios líderes, llegaron finalmente al final del siglo XX y en la primera
década del siglo XXI, a gobernar por las
vías de una democracia representativa recortada. Alcanzaron a regir los
destinos de todo el continente, con excepción de México (donde fueron derrotados
por fraude), Colombia (donde las FARC y el ELN subsistían y la izquierda no
llegó a presentar una alternativa única) y Honduras (donde se desarrolló un
golpe de estado). ¿Ahora estarían en
retirada ante una ola restauradora del antiguo régimen?
Todo tiene un precio. Las izquierdas antes
revolucionarias tuvieron que pedir ser admitidas al club de la democracia
limitada pagando el costo de callar gran parte de las causas de la realidad
social, respetando las reglas de la democracia representativa antes repudiada y
en consenso con una parte de la derecha política y la burguesía empresarial.
Dejaron de ser víctimas de la persecución para ser víctimas del acoso
mediático. Pero lograron realizaciones que no deben ser menospreciadas.
LAS IZQUIERDAS POR
PAÍS
Desde la revolución encabezada
por José Figueres en 1946, Costa Rica mantiene el régimen más estable de la
región con gobiernos en que se alternan el Partido Social Cristiano y el de
Liberación Nacional (socialdemocracia). Panamá no ha logrado retomar la línea
de liberación intentada en los sesenta por Omar Torrijos y ahora gobierna en
ella la derecha. Cuba ha consolidado su
revolución pero sigue bajo la amenaza de la intervención norteamericana que le
impide desarrollar su economía al negarle su mercado natural, los Estados
Unidos, a pesar de haberse abierto un diálogo con el gobierno de Obama. Puerto
Rico sigue siendo una colonia de Washington bajo la irónica denominación de
Estado Libre Asociado. Haití vive una larga e interminable tragedia.
México: una larga agonía
Desencadenada la descomposición
del PRI a partir del sismo de 1985, la izquierda mexicana que decidió formar
parte el PRD pasó una etapa inicial marcada por la represión del gobierno, y el
crecimiento de este partido como una alternativa al corrupto y envejecido PRI.
Cuauhtémoc Cárdenas levantó la
bandera de la lucha por la soberanía nacional, el cambio en la economía y el
establecimiento de un régimen plenamente democrático. El PRD ganó las
elecciones de 1988 en los votos pero perdió en el fraude de la noche del 6 de
julio, cuando la Secretaría de Gobernación suspendió la información sobre el
avance de la votación que favorecía ampliamente a Cárdenas y alteró los
resultados.
En Chiapas surgió el zapatismo
con el liderazgo del Comandante Segundo al mismo tiempo que México era encadenado
a los Estados Unidos mediante el NAFTA. Una guerrilla más mediática que
militar, sustentada más en las comunidades campesinas que el poder del fusil,
se ubicó como un foco paralelo al sistema político donde el PRD disputaba el
poder electoral al PRI y el PAN.
El PRD se opuso a los ajustes
neoliberales de gobiernos sucesivos. Algunos de sus militantes y simpatizantes
fueron asesinados. Aunque obtuvo la Intendencia del DF con Cárdenas en 1997 y
López Obrador en 2000, fue devorado por las luchas de tendencias entre Muñoz
Ledo y López Obrador en medio de un clima de tensión política, violencia y
corrupción desde los gobiernos fraudulentos de Fox y Calderón hasta el actual
de Peña Nieto. Sin embargo, en las elecciones de 2006 y 2012, Manuel López
Obrador obtuvo 35% y 31% de votación. Desconoció los resultados y se ha
proclamado presidente legítimo de México. El PRD gobierna el Distrito Federal y
los estados de Guerrero, Tabaxco y Morelos, pero el país ha entrado en una
espiral de corrupción y violencia.
Guatemala:
doscientos mil muertos
Después de Arévalo y Arbenz en los
cincuenta, Turcios Lima y Yon Sosa en los sesenta, Guatemala padeció una
dictadura sangrienta y genocida entre 1960 y 1996.
La UNRG fue
fundada el 7 de febrero de 1982, como resultado de la coordinación de los
cuatro grupos guerrilleros más importantes: Ejército Guerrillero de los Pobres
(EGP), Organización del Pueblo en Armas (ORPA), Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), y grupos del
Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT).
En
1996, con la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera entre el gobierno
de Álvaro Arzú y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca URNG, se puso fin
a una guerra que duró más de 36 años.
El
saldo final establecido por la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de
las Naciones Unidas fue de doscientos mil muertos, cuarenta y cinco mil
desaparecidos, y cerca de cien mil desplazados. 54,000 violaciones a los
Derechos Humanos. Masacres, torturas, violaciones masivas, desapariciones
forzadas, mutilaciones y otros crímenes cometidos por las fuerzas del Estado.
Un verdadero holocausto de los indígenas.
La
noche del 26 de abril de 1998, el obispo Juan José Gerardi fue asesinado a
golpes en la cabeza en el garaje de la casa parroquial de San Sebastián, Ciudad
de Guatemala. Dos días antes había publicado el informe "Guatemala:
Nunca más". El trabajo de recuperación histórica que Gerardi y su
equipo realizaron, sería fundamental en las labores posteriores de la Comisión
para el Esclarecimiento Histórico (CEH), auspiciada por las Naciones Unidas,
instalada en virtud de los Acuerdos de Paz.
Tras el proceso de paz la guerrilla depuso las armas e inició la
conversión de la URNG en partido. Para las elecciones de 1999 se presentó en una coalición de
partidos de izquierda. Obtuvieron el tercer puesto. En 2003 concurrió dividida y obtuvo pobres
resultados En 2007 volvieron a ir divididos y solo ganaron dos curules de 158.
Ahora
imperan el crimen común, la corrupción y la impunidad. Las elecciones del 2015
dieron la victoria al comediante Jimmy Morales. El Congreso está dominado
por la derecha. La izquierda es marginal. Tanto el Congreso como el
gobierno han sufrido un duro desgaste por ser incapaces de afrontar la inseguridad,
el desempleo, pobreza, analfabetismo y desnutrición.
El
Salvador: una centro izquierda eficaz
En 1980 fue creado el Frente Farabundo Martí y se abrió un período de
doce años de guerra civil entre 1980 y 1992. El imperialismo no pudo vencer a la
guerrilla en uno de los países más pequeños del mundo. Tampoco la guerrilla
pudo ganar. El empate dio lugar a los acuerdos de paz. El escenario político
fue disputado por la derecha agrupada en la Alianza Republicana Nacionalista
ARENA y el izquierdista FMLN Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
El FMLN declaró ser un partido de tendencias. Osciló entre un socialismo a la
española y un socialismo radical. Participó en cinco elecciones: 1994, 1999,
2004, 2009 y 2014. Ganó en las dos últimas superando el 50% y más de un millón
de votos con Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén.
El FMLN gobierna desde el 2009. Implementó una fuerte política social
con subsidios a los ingresos y merienda
en las escuelas, redujo la violencia, incrementó el agua potable en las zonas
urbanas, abasteció de medicinas a los hospitales, avanzó en la alfabetización.
Los programas educativos que incluyen el suministro de leche, uniformes,
calzados y materiales escolares para los alumnos, contribuyeron a la creación
empleos en pequeñas y medianas empresas. Se implementó la reforma integral del
sistema nacional de salud. Fueron construidos hospitales, unidades de salud,
escuelas, así como redes viales urbanas y rurales, triplicando en cuatro años
todo lo realizado por el partido ARENA en más de 20 años de gobierno. Fue fomentada
la agricultura familiar con la entrega gratuita de tierras, viviendas e insumos
a miles de campesinos empobrecidos.
Nicaragua: el sandinismo institucionalizado
En Nicaragua, la
guerrilla sandinista fue la única que alcanzó el triunfo militar entre todas
las que se organizaron en los años sesenta en América Latina; fue la única
triunfante mediante la lucha armada después de la Revolución Cubana; la primera
fuerza política en la historia que, habiendo obtenido el poder por las armas,
lo entregó por los votos. Cuando perdió las elecciones ante Violeta Chamorro,
Nicaragua fue el primer país con un gobierno de derecha y unas fuerzas armadas
y de seguridad de izquierda. En 2006, le tocó al sandinismo ser la primera
fuerza de izquierda que, habiendo perdido el poder, lo recuperó mediante los
votos.
Cuando perdió las
elecciones de 1990, formalizó rápidamente las tierras que había entregado a los
campesinos en la reforma agraria. Se legalizaron las casas y terrenos urbanos
entregados a los sectores más empobrecidos. Ganó posiciones en el Poder
Judicial, mantuvo su poder militar en el ejército convencional y su presencia
en los medios de difusión masiva. Se institucionalizó como una fuerza política
nacional.
Luego de los
gobiernos de Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños, el FSLN retornó al poder en
alianza con un sector de los liberales en el 2006.
Actualmente el FSLN,
otra vez en el gobierno, ha promovido la democracia directa del poder popular
en la base del sistema político.
Entre otros logros del sandinismo, se puede mencionar la erradicación del
analfabetismo, la restauración del derecho universal a la salud y la educación,
la construcción y mejoría de viviendas, la atención a la niñez en situación de
riesgo producto de la pobreza, el subsidio al transporte público y al consumo
de energía eléctrica, y la solución de la crisis energética. Por eso, Nicaragua
no es un país de violencia como México o Guatemala.
Colombia: la paz posible
La
represión de la derecha terrateniente fue feroz contra la izquierda en
Colombia. Asesinaron a Jorge Eliécer Gaitán y a decenas de miles de liberales a
partir de 1948. Acabaron con la Unión Patriótica matando a sus cinco mil
miembros. El asesinato de sindicalistas es sistemático.
Pero
las izquierdas colombianas están fragmentadas. El M 19 fue liquidado por el
ejército y los paramilitares. El Polo Democrático ha ganado la alcaldía de
Bogotá en varias ocasiones pero no ha logrado una gestión duradera. Las FARC y
el ELN han empezado un proceso de negociaciones de paz con el gobierno de
Santos. Pero la derecha mantiene su hegemonía mediante el dominio de la
política por las grandes familias, la represión mediante las fuerzas armadas y
los paramilitares y los sectores derechistas de los partidos liberal y
conservador. Es una incógnita, a pesar del largo período de negociación qué
carácter tendrá finalmente la paz colombiana: si la continuación de la
dominación oligárquica o un proceso de cambios democráticos en la propiedad, la
economía y el sistema político.
Ecuador:
futuro incierto
El Partido Socialista Ecuatoriano fue
fundado en 1926 y se escindió en 1931 dando lugar a la formación del Partido
Comunista. En los años cuarenta el PC respaldó a Velasco Ibarra para después
ser perseguido por éste. Después de la revolución cubana y la ruptura chino
soviética se formó el Partido Socialista Revolucionario (PSRE)
mientras que la confrontación dentro del PC provocó una ruptura que dio origen a
la constitución del Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE).
El general Guillermo
Rodríguez Lara, entre febrero de 1972 y septiembre de 1975, ensayó un proceso
parecido al que encabezaba el general Velasco en el Perú; pero en 1976 un triunvirato
militar propició los mecanismos formales para retornar en 1979, a la vieja democracia
electoral.
La
izquierda ecuatoriana, desde entonces, participó en los procesos eleccionarios
mediante el Frente Amplio de Izquierda FADI y el Movimiento Popular Democrático
MPD, Unidad Popular desde el 2014. A partir del levantamiento pacífico de 1990,
el movimiento indígena agrupado en la Confederación de Nacionalidades Indígenas
del Ecuador CONAIE, obtuvo un gran protagonismo que ha declinado en los últimos
años.
En
2006 ganó las elecciones Rafael Correa y fue promulgada una nueva Constitución
que reconoce las distintas identidades culturales del Ecuador. La izquierda y
el movimiento indígena mantienen un tenso apoyo crítico al gobierno de Correa.
Las discrepancias surgen en la medida que Correa se ve obligado a mantener las
inversiones petroleras que afectan a las tierras indígenas, como una base de la
economía del país. Correa decidió no participar en las siguientes elecciones y
el futuro político es incierto.
Venezuela: ¿al borde de la guerra civil?
El presente y futuro venezolano está marcado
por la figura de Hugo Chávez y su proyecto de socialismo del siglo XXI.
La Venezuela de Chávez se planteó como
objetivo el socialismo del siglo XXI. En su apoyo confluyeron además de la
izquierda tradicional, grupos políticos,
organizaciones barriales y los jóvenes que amanecieron a la conciencia
política con el comandante Chávez. Chávez logró un apoyo de masas y lo organizó
en el Partido Socialista Unido de Venezuela PSUV.
A diferencia del resto de la izquierda
latinoamericana, Chávez planteó abiertamente la construcción de un nuevo Estado
socialista a partir del actual. Convirtió a las fuerzas armadas en garantes del
nuevo orden. Organizó un nuevo estado
social basado en las “misiones”, paralelo al estado de la vieja república.
Abrió relaciones con China, Rusia, Irán, Libia, y otros estados estigmatizados
por Estados Unidos y la OTAN. Trabajó por la unidad de América Latina en UNASUR
y la CELAC. Pero enfermó de cáncer y murió a la par que los precios del
petróleo, base financiera de su proyecto, se despeñaban por las maniobras
especulativas de los Estados Unidos que, una vez dueño mediante la conquista de
los yacimientos de Irak y Libia, sacó sus reservas al mercado internacional. El
sucesor Nicolás Maduro, heredó una prolongada crisis económica y política que
Venezuela tiene que soportar en el aislamiento, debido a la caída de los
gobiernos progresistas de Brasil y Argentina. La derecha venezolana ha desarrollado
una sistemática campaña para derrocar a Maduro. Polarizado entre dos bandos
aparentemente irreconciliables, el pueblo venezolano ha vivido una permanente
crisis económica y política. Ahora se
abrió el diálogo entre gobierno y oposición.
Brasil:
golpe parlamentario
El Partido de los Trabajadores (PT) fue fundado
en 1980 a partir de sindicalistas, cristianos y militantes
de la izquierda organizada. Innovó los métodos de organización mediante la democracia interna y la
participación de la base militante por núcleos, sectores y tendencias.
La Central Única de
Trabajadores (CUT) fue fundada en 1983, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), en
1984. El Partido Comunista del Brasil (PCdoB) y el Partido Comunista Brasileño
(PCB), legalizados en 1985, mantuvieron su identidad desde una posición
crítica.
Después de tres intentos con
José Ignacio “Lula” da Silva, el PT venció en las elecciones de 2002 para la Presidencia de la República,
y fue seguido por Dilma Rousseff el 2010. Juntos Lula y Dilma hicieron más de
una década de gobierno. Se mantuvo aspectos de la política económica anterior. Las necesarias
reformas de la gran propiedad de la tierra rural y urbana fueron sustituidas
por una vigorosa política social de hambre cero aprovechando los buenos precios
de los productos de exportación.
Su alianza con los poderosos sectores
empresariales que venían desde la dictadura militar y se proyectaban hacia el
mundo a través de los BRICS (el grupo económico de Brasil, Rusia, India, China
y Sudáfrica) acabó en la corrupción que permitió a la derecha recobrar fuerzas
y destituir a Dilma mediante un golpe de estado “legal” dado por el Parlamento,
la misma táctica que se aplicó antes contra el débil gobierno izquierdista de
Lugo en Paraguay.
Argentina:
retorno de la derecha
La izquierda no peronista no acabó de
procesar una posición única frente al fenómeno Kirchner. Las limitaciones y
errores de la era Kirchner y la falta de claridad de la izquierda marxista,
abrieron espacio para la recuperación del poder por la derecha de Macri, el
grupo Clarín y las mafias sindicales. Los grandes males de Argentina, que son
la gran propiedad de la tierra ahora tragada por la soya, las oligarquías
sindicales y la concentración mediática, quedaron sin ser tocados, excepto los
intentos hechos por Cristina de abrir espacio para una democratización de los
medios en periódicos y radiodifusión. Se recuperó la economía pero se generó inflación.
Se restauró el nivel adquisitivo de los salarios pero se mantuvo las corruptas
dirigencias sindicales. Se abrió una política de reindustrialización, pero la
corrupción no dejó de estar presente. Eso sí, Argentina fue el país de América
Latina que con más decisión juzgó a los criminales de la época dictatorial.
Uruguay: del Frente a la centro derecha
Desde comienzos del siglo XX, Uruguay
mantuvo una consistente política social a partir de las reformas de José Battle
y Ordóñez, fundador del Partido Colorado. Blancos y Colorados se alternaron en
el poder formando una democracia estable. Se realizó el Congreso
del Pueblo en 1965; fue fundada la Convención Nacional
de Trabajadores CNT, en 1966. El Frente Amplio fue creado en 1971. El
movimiento por la Liberación Nacional Tupamaros promovió la insurrección
guerrillera y fue respondido con una feroz dictadura cívico militar entre 1973
y 1985.
Durante la
dictadura, fue formado el Frente Amplio con un programa que incluía la ruptura
con el FMI, la reforma agraria y la nacionalización del comercio exterior y la
banca. Los generales Líber Seregni y Víctor Licandro contribuyeron
decisivamente a la unidad de los sectores progresistas. El MLN Tupamaros
ingresó al FA en 1989 y fue el núcleo del Movimiento de Participación Popular,
la fuerza frenteamplista más votada en 2004 y 2009.
El 5 de julio de
1994 un Congreso del FA dio nacimiento al Encuentro Progresista. El 31 de
octubre de ese año, Tabaré Vázquez y Rodolfo Nin Novoa, candidatos a presidente
y vicepresidente por el Frente Amplio-Encuentro Progresista-Nueva Mayoría,
ganaron las elecciones en primera vuelta con 50,7% de los votos. Fue
conquistada la mayoría absoluta en las Cámaras de Senadores y Diputados.
El Frente Amplio debió aceptar la
concentración y extranjerización de la tierra y la sujeción de la producción de
carne y soya a monopolios extranjeros. Se intensificó la apertura a la
inversión transnacional en nuevas instalaciones, cuyo caso paradigmático fue la
fábrica de pasta de celulosa de Fray Bentos que ocasionó enfrentamientos con el
gobierno argentino. Los beneficios salariales y las mejoras en las condiciones
laborales lograron que los trabajadores
apoyen al gobierno mientras se producían cambios estructurales en favor del gran
capital.
José Mujica, ex
líder de los tupamaros, electo presidente de la República en 2009, mantuvo la línea
neoliberal “astorista” (del ministro de economía y Vicepresidente de Tabaré
Vázquez Danilo Astori).
Los poderes reales mantienen su dominación.
Son los partidos de la derecha tradicional cuyos personajes fueron incorporados a cargos de gobierno; los
grandes empresarios extranjeros a los que se garantizó que sus inversiones no
serían tocadas; las fuerzas armadas a las que se liberó de toda responsabilidad
respecto del pasado de torturas que caracterizó el período dictatorial.
Bolivia:
¿Y después de Evo, qué?
Desde los gobiernos de Busch y Villarroel y
la revolución de 1952, Bolivia tiene una larga tradición revolucionaria. El gobierno
del MNR culminó en la dictadura de Barrientos que, luego de cortos períodos
democráticos fue seguida por la de Hugo Bánzer. Un largo proceso de quiebra de
las minas nacionalizadas, privatización y relocalización con Gonzalo Sánchez de
Losada, generó el surgimiento del movimiento de los cocaleros del Chapare, que
a su vez fue la base del liderazgo de Evo Morales. El tradicional sindicalismo
minero fue sustituido por la presencia económico política de la población de El
Alto de La Paz, los cocaleros y campesinos, a la vez que la derecha tiene su
base en los latifundistas del Oriente. La lucha política es también cultural y
étnica y ha dado lugar a un gobierno reivindicativo de la población indígena,
largamente marginada, incluso por la revolución de 1952, que se concretó al
declarar constitucionalmente que Bolivia es un estado plurinacional,
plurilingüe y comunitario. Pero el futuro es impredecible porque no hay
sustituto al liderazgo de Evo Morales.
Chile:
conservadurismo de centro derecha
La transición chilena de la dictadura de Pinochet
a la democracia de la Concertación fue un largo proceso. Durante muchos años la
concertación de los partidos demócrata cristiano y socialista coexistió con la
representación de las Fuerzas Armadas y el
pinochetismo en el parlamento. Todo eso llevó a un régimen en que la
formalidad de los acuerdos entre las
fuerzas políticas se sobrepone a las reformas sociales. Bajo la Concertación,
Chile ha continuado financiando el ejército más armado de la costa del Pacífico
después de Estados Unidos y su expansionismo económico y militar es una amenaza
para Perú y Bolivia. Más de treinta años de convivencia con la derecha han
envejecido a la clase política de izquierda que es rebasada con frecuencia por
las protestas y demandas de los jóvenes.
¿Y ahora?
Atrás está el holocausto. Aceptadas en el
sistema político, las izquierdas conviven en una legalidad limitada con
sectores de la derecha y el capital; o se han derechizado ellas mismas. En
Costa Rica, Uruguay y Chile han contribuido a lograr democracias estables pero
conservadoras con rasgos importantes de política social. Han desarrollado o
desarrollan políticas contra la pobreza pero han quedado allí. Han recuperado,
sobre todo a partir de la contribución audaz de Chávez una visión integradora e
independiente de Latinoamérica.
En Nicaragua, Ecuador y Bolivia, mantienen
un fuerte liderazgo autónomo basado en las insustituibles y carismáticas personalidades
de Daniel Ortega, Evo Morales y Rafael Correa. En Argentina y Brasil han
perdido las posiciones que ganaron el PT
de Lula y el peronismo kirchnerista. Hay muchas frustraciones en México, a
pesar de los éxitos electorales. Perdido el liderazgo de Chávez, viven una
lucha abierta con la derecha en Venezuela. En Paraguay y Honduras son muy
débiles, aunque en Honduras mantienen su base popular y campesina.
Su asentamiento por la vía de un liderazgo
personal, hace difícil y de pronóstico reservado la permanencia de las
izquierdas en el poder en los casos de Nicaragua y Bolivia, aunque el
Sandinista es un partido ya consistente e institucionalizado. Rafael Correa se
retira por propia decisión pero no tiene sucesores. ¿Quedará trunca su
“revolución ciudadana”?
La sustitución del concepto
clásico de revolución por el de “revolución democrática” o democracia a secas;
el abandono de la lucha contra el capitalismo por la lucha contra el
neoliberalismo; la adopción de la idea del “modo petista de gobernar” como
símbolo de eficiencia y ética (fracasado como símbolo en Brasil), y no
necesariamente de gobierno comprometido con los trabajadores; la sustitución de
la estrategia democrático-popular por una estrategia de centro-izquierda,
constituyen características notables de este período.
Las críticas a la
democracia formal por parte de estas izquierdas se han extinguido. También el
lenguaje radical, excepto en Venezuela. Se ha dejado de analizar el contenido,
sentido y manera de ser del sistema imperante en cada uno de los países. El
temor a ser estigmatizados o retornar a la marginalidad, hace que se valore la
democracia en su modelo norteamericano. Pero eso lo pueden hacer los políticos
de izquierda, los pueblos tienen otras expectativas que la izquierda moderada
ya no satisface en Costa Rica, Chile, Brasil, Argentina y Uruguay.
En los casos más
avanzados se sustituye la propuesta socialista por políticas de participación
ciudadana, descentralización o gobierno local. La participación ciudadana
existe solo como propuesta que puede exhibir escasas realizaciones, excepto en
Porto Alegre, Brasil, donde el PT hizo una gestión ejemplar. Se asume una nueva
temática medio ambiental, de género y
LGTB. La
posibilidad de cambios revolucionarios deja
de estar en el horizonte histórico más o menos inmediato para alejarse cada vez
más. Se propone en los mejores casos mejoras de carácter popular y democrático
en el capitalismo, pero no se siente o aun, se teme, la posibilidad efectiva de
transitar hacia otro régimen. De la izquierda se ha pasado al centro y en
algunos casos, como en Costa Rica, Chile y Uruguay, a la centro derecha.
Siguen siendo
grandes desafíos las reformas de estructura agraria y de la propiedad en las
urbes y en el campo. Las izquierdas, como otras fuerzas políticas del área,
carecen de propuestas efectivas frente al problema creado por las mega
ciudades; propuestas para promover el empleo y combatir la miseria, la
corrupción y la violencia. En su disculpa hay que decir que nadie tiene hoy esa
fórmula: mal de muchos consuelo de tontos. La verdad completa acerca del
contenido y los hechos de las dictaduras pasadas y el rol de los Estados Unidos
en el holocausto de la izquierda, sigue siendo temida como un asunto que puede
dar lugar a conflictos con los poderes fácticos. Con todas sus realizaciones y
sus méritos, las izquierdas latinoamericanas siguen viviendo entre utopías cada
vez más pálidas y lejanas y un temor siempre presente a la persecución, la estigmatización
o a un nuevo holocausto.
Buen panorama. Acuso que en México, falta una definición del estado actual. hay fuerza en las izquierdas y a la vez dispersión. Tampoco se vislumbra una apuesta cohesionada. México Ya no canta la revolución.
ResponderEliminarEn cuanto a Venezuela, la crítica en la izquierda practicamente no existe, cuando en mi concepto Venezuela es toda una escuela de sucesivos errores de lo que NO DEBE HACER LA IZQUIERDA. Esa es una tarea inexorable, que de todas maneras tiene que hacerse.
En cuanto a Brasil, la crisis no es solamente gubernamental, pues comprende a los partidos de la izquierda, practicamente desaparecidos en los resiltados de las últimas elecciones municipales y estaduales. ¡Corrupción en la propia izquierda? ¿cómo y desde cuando? Mucha evaluación y conclusiones faltan en Brasil. tarea igualmente por hacerse.
En el caso de Chile concuerdo plenamente en el envejecimiento y apoltronamiento de la izquierda chilena. Se viene obviamente un gobierno de las derechas.